martes, 2 de febrero de 2010

Un mar tranquilo



“Todo lo que tiene un principio tiene un final” y aunque parezca duro es la pura realidad. Igual que aceptamos que toda vida tiene su principio y su final, si sabemos que el don de la vida no es para siempre y, no por ello, nos agobiamos entonces…¿Por qué hay tantas personas que se agobian con la idea de un final en sus relaciones? Toda relación tiene un encuentro, un inicio y un desenlace. El truco es saber no estar siempre pendiente de ese final, de ese “ y si..”, de no preocuparse y aceptar la realidad. ¿Para qué preocuparse? “Si algo no tiene solución, para qué preocuparse y si no la tiene, para qué preocuparse”. Se habla de las grandes historias de amor y estas son por excelencia en las que se padece, en las que todo es complicado, en las que la pasión enturbia las mentes, en las que la distancia nos hace padecer, en las que la duda sobre una supuesta infidelidad nos atormentan. Y claro, estas relaciones acaban antes de su debido tiempo…existen tantos catalizadores que promueven el final de estas historias. Sin embargo, son las que se recuerdan, en las novelas, en las películas, en las historias que contamos a nuestros amigos “ yo conocí a fulanito que vivió una historia increíble con menganita…fue una lástima lo que les pasó…pero menuda historia! ¿no crees?”. Ciertamente, son recordadas pero nadie nos habla de las historias de amor que perduran, en las que parece no ocurrir nada. Seguramente, son las que entrañan mayor pasión pero también mayor conocimiento de los implicados. Estas historias parecen ser menospreciadas, falta el elemento “fatalista”. Y yo me pregunto, ¿por qué no envidiar estas historias en las que “parece que no ocurra nada”? Creo que un mar en calma contiene mayor más diversidad de tonalidades, mayor riqueza, mayor madurez, mayor honestidad que un mar revuelto y alocado. Algún día nos daremos cuenta de ello, despertaremos y comentaremos la felicidad de aquellos que saben encontrar ese equilibrio, esa calma dinámica, ese mar transparente y sincero.


Mientras tanto podemos disfrutar en las películas de esas historias de amor, como en "El mismo amor, la misma lluvia"

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