martes, 17 de marzo de 2009

Desconfianza

Ante mi libreta nada temo, ante la soledad acompañada de mi bolígrafo y las páginas en blanco, nada temo. Confío en esos instantes en mi libreta, bueno, en mis libretas. Cada libreta marca una época, marca una etapa de mi vida y ante ese pasado permanente y particular nada temo. No desconfío de mi memoria, no desconfío de mi misma, pero desconfío de alguna gente. Gente que no teme herirte, gente que no teme traicionarte. Confianza. Siempre la he tenido en todo y en todos, pero ahora sólo confío en mi misma. Y las hojas de mi libreta atestiguan el por qué de mi cambio.
En mil bares, en mil bancos, en mil parques he estado y mi fiel compañera estaba allí para facilitarme ese medio de liberación egocéntrica. Yo, sólo yo. Confío en mi y en nadie más. Se acabó confiar ciegamente, se acabó. Punto y a parte. Tan solo en la compañía de mi eterna polizón confío.

Y esa libreta, mera observadora que constataba las mil historias allí plasmadas, era la única poseedora de la confianza de Mariona. Una confidente fiel, que jamás revelaría sus secretos…

1 comentario:

Ricard G. dijo...

brillante