miércoles, 15 de abril de 2009

Sexo (al mediodía)



Mediodía de siesta de una tarde calurosa y agobiante. Dos cuerpos miraban sin interés una estúpida película que no podría considerarse menos que mediocre, era la película ideal para dormitar. Se miraron y rieron tontamente, él acarició su mejilla y la besó. Ella correspondió a ese beso con otro. Apoyó su cabeza sobre el hombro de su amante y le dibujó una sonrisa traviesa. La compenetración que ellos tenían hizo el resto. Rápidamente la zafó entre sus brazos y la sentó encima de él, mientras la besaba sin cesar, los labios, el cuello y le mordía suavemente las orejitas. Ella le acariciaba su melena y le regalaba besos. Sus manos anhelaban ese cuerpo que tenía ante sí y le liberó de la camiseta todo lo rápido que le fue posible, aunque esta quiso quedarse encallada su cabeza. Él hizo lo propio y la liberó de su camiseta de tirantes. Los pechos quedaron al descubierto y las manos de él cuidaron de estos con cariño. Poco a poco, fueron cayéndose como dos árboles talados sobre el sofá y allí sus hábiles manos acabaron por despojar al contrario de la ropa que quedaba mostrando dos cuerpos desnudos a la luz del mediodía. Los peces de la pecera fueron los únicos testigos de ese impulso sexual, aunque también los personajes de la película se quedaron atónitos al ver el poco caso que les hacían y decidieron dejar de actuar y permanecer como meros espectadores enganchados a lo que ocurría al otro lado de la pantalla. Los incautos seguían besándose con locura sin percatarse de lo que acontecía a su alrededor, sin darse cuenta que el tiempo seguía corriendo, sin darse cuenta de cómo pasaba la vida porque en esos instantes nada era más importante que el otro, nada podía hacer captar su atención.
La levantó con una fuerza desconocida y la sentó sobre la mesa del comedor mientras reían por lo ridículo de la situación, no hacía escasos instantes habían comido sobre esa misma mesa y ahora parecía el lugar más confortable para amarse. La tumbó por completo mientras ella le acariciaba el sexo y lo introducía lentamente. Quería sentirlo dentro de ella y notar como entraba y como todo su cuerpo se estremecía en cada movimiento. Y ambos deliraban de placer.

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